Como ya dije cuando colgué
El androide, el pez y el acordeón, en el último proyecto de Adictos a la escritura (que lamentablemente cierra por un tiempo) había tres opciones de Fuera de lugar. Esta es la segunda que elaboré. Un atraco con estos elementos fuera de lugar: un payaso, un globo y un cachorro.
El atraco
Tras varios minutos
perseguido, Elias, que viene del trabajo aún con su traje de payaso,
consigue que el de seguridad deje de ser su sombra tras mostrarle su
documento de identidad y limpiarse un poco el maquillaje para que le
vea la cara. Agotado, se pone en la cola detrás de una señora con
un enorme bolso que se mueve hasta que el cachorro que lleva dentro
asoma la cabeza.
Suelta un suspiro
mientras se estira un poco y, mirando a su alrededor, se da cuenta de
que hay un niño con un globo en la fila de al lado. Haciendo un
esfuerzo por superar el cansancio, le sonríe. En cuanto lo hace el
pequeño pone cara de susto y acaba escondido tras las faldas de su
madre. Elias se encoge de hombros, disculpándose con ella.
Pensándolo bien, no le extraña. A esas horas, y más tras quitarse
parte del maquillaje para librarse del de seguridad, parece un payaso
maligno y no el encantador bobalicón al que intenta parecerse cada
mañana.
Espera pacientemente la
cola y, cuando están a punto de atender a la señora del cachorro,
se escucha:
—Todo el mundo quieto.
Esto es un atraco.
Un niñato con una
pistola agarra al de seguridad, al que esposa a una barra, tras lo
cual se dirige a las cajeras y las obliga a vaciar la caja. No
contento con ello, decide apuntar a cada uno de sus clientes para que
le den todo lo que tienen de valor. La señora agarra su bolso con el
cachorro y se niega a entregárselo. Cuando el chaval al fin
comprende que sólo hay un perro se dirige a Elias, que le entrega
los cuatro euros que iba a usar para pagar. No lleva nada más, pero
su atracador no se queda satisfecho hasta que le registra.
Luego va
a por la madre, que le da su bolso con tranquilidad, ya que en un
descuido del delincuente ha entregado a su hijo disimuladamente su
cartera. No obstante, el atracador
se ha dado cuenta y va a por el chiquillo, al que zarandea para
obligarle a darle el dinero. No obstante, sólo consigue hacerle
soltar el globo y alza la mano para pegarle.
Es entonces cuando Elias
se cabrea y le hace un placaje. Como no lo espera, le reduce
fácilmente. Justo entonces llega la policía. Entran corriendo y se
lanzan directamente contra el pobre payaso. El delincuente intenta
escapar, pero el cachorro ladra y el de seguridad le pone la
zancadilla mientras el resto de clientes hace comprender a los
agentes su error.
Finalmente, el verdadero
atracador es detenido y Elias, con un dolor de espalda que no puede
con él, es vitoreado. No obstante, la verdadera satisfacción llega
cuando el niño le abraza espontáneamente, aunque sus pintas son
peores que nunca. Por eso se metió a payaso. Las sonrisas de los
pequeños, y su inocencia, le levantan siempre el ánimo.
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Todas las historias y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.